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Si analizamos diferentes tipos de relaciones encontramos que en todas ellas sean del tipo que sean (de pareja, familiar, social, cultural, laboral…), se producen, en mayor o menor medida, tensiones.

Si estas tensiones son canalizables estamos dentro de criterios de equilibrio y normalidad. Pero hay otras determinadas situaciones en las que tensiones no son fácilmente reconducibles. Ese enfrentamiento que se produce entre intereses no controlados y de difícil acuerdo nos conduce a una situación de confrontación donde se puede dar incluso violencia verbal o actitudes o comportamientos negativos, estaríamos entonces ante un conflicto disfuncional.
Es imposible pensar en una comunidad grande o pequeña en la que no hubiese conflictos y en la que nunca las personas entraran en desacuerdo. Al igual que existen acuerdos o coincidencias, las diferencias y los conflictos forman parte natural de nuestras relaciones cotidianas.

Nos movemos en la vida a través de la consecución de objetivos y a veces, nos cruzamos con los objetivos de otras personas. Cuando hablamos de conflicto, nos referimos a esta confrontación entre personas o grupos que tienen objetivos diferentes e incompatibles.

A pesar de que normalmente asociamos el conflicto al momento en que hay tensiones en la relación, éste suele estar presente antes de que estas tensiones salten.

Entendemos que los conflictos son parte natural de nuestra vida, son necesarios e inevitables para que se lleve a cabo la maduración y el crecimiento de las personas y los grupos.

En todas las etapas de nuestra vida, desde la infancia hasta la etapa de la madurez, las personas tienen que resolver una serie de problemas que pueden ir naciendo en las relaciones personales o de trabajo, problemas para los que posiblemente no se encuentren preparados, ni para gestionar, ni para solucionar de una forma no violenta.

Desafiar estos conflictos y buscar una solución a los mismos dota a las personas de significativos mecanismos para el crecimiento personal y para el cambio. Es por ello por lo que no se debe realizar un esfuerzo para intentar evitar que no se den estos conflictos, sino para conseguir gestionarlos con eficacia.

De igual modo, es importante resaltar que tampoco es conveniente buscar o provocar ocasiones o situaciones para que se den, lo importante es aprender a ver los conflictos de modo positivo y como un proceso de mejora.

Author Leonard Glab Frontera

Explorando el impacto de la comunicación y el lenguaje en entornos de crisis y conflictos interculturales. >Profesor Universitario, Mediador Intercultural certificado y fundador del ThinkTank G-lab-2b.<

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