Si realizamos una mirada retrospectiva podremos observar un cambio sobre cómo los pueblos y las sociedades, los hombres y las mujeres, han evolucionado en el marco de las relaciones. Nuestra sociedad no sólo es más compleja, sino también más democrática y más llena de conflictos.
Conflictos y desavenencias son inherentes a las interacciones interpersonales. Los conflictos no son malos en sí mismos, son necesarios para provocar cambios y dinamizar las relaciones en una dirección cada vez más justa y respetuosa con los intereses y derechos de todos.
Los conflictos crecen de forma inevitable y junto a ellos aparece la necesidad de buscar nuevas formas de resolución y tratamiento de las divergencias. El nuevo paradigma que emerge en las relaciones humanas, según Ovejero (2004), exige gestionar las diferencias y las divergencias, tratar y resolver los conflictos de manera democrática y negociada.
La mediación ha surgido en este marco como un sistema de resolución de conflictos específico, con sus propios métodos y técnicas, con su marco de referencia teórico y un conjunto de conocimientos académicos propios y específicos añadiendo la importancia de la disposición propia de los mediadores, de la actitud, capacidad y destreza de quienes ven en los conflictos una oportunidad de reequilibrar las relaciones humanas y de ayudar a las personas en su propio desarrollo.
A pesar de que la mediación no es un procedimiento de resolución de conflictos exclusivo, ya que existen otras fórmulas, sin duda es el proceso más aceptable y satisfactorio en el sentido en que ofrece más flexibilidad, respeto y apoyo humano. La figura del mediador se trata de un profesional dotado de las habilidades mediadoras necesarias, flexibilidad y creatividad negociadora.
Tal y como señalan Munduate y Medina (2005), la mediación supone desarrollar un proceso seguro para las partes en el que tengan la oportunidad para establecer un diálogo que facilite la comprensión mutua y la búsqueda de una solución aceptable al problema.
Puede incluirse un mediador en las negociaciones cuando:
- Los sentimientos de las partes son intensos e impiden un arreglo.
- La comunicación entre las partes es mediocre tanto por la cantidad como por la calidad, y las partes no pueden modificar por sí mismas la situación.
- Las percepciones erróneas o los estereotipos están estorbando la realización de intercambios productivos.
- Las formas repetitivas de comportamientos negativos están elevando obstáculos.
- Hay desacuerdos graves acerca de los datos: qué información es importante, cómo se obtiene y cómo se le evaluará.
- Hay muchas cuestiones de disputa y las partes discrepan acerca del orden y la combinación en que se las evaluará.
- Hay intereses aparentes o reales que son incompatibles, y que las partes reconcilian con dificultad.
- Las diferencias de valor aparentes o no significativas dividen a las partes.
- Las partes o no tienen procedimiento de negociación, o están usando el procedimiento equivocado, o no utilizan el procedimiento más ventajoso posible.
- Las partes están teniendo dificultades para iniciar negociaciones o han llegado a un callejón sin salida en su regateo.
Según Bernal (1995) y Boada (2004) podríamos señalar las siguientes ventajas de llevar a cabo una mediación para gestionar cualquier tipo de conflicto:
- Reduce la tensión emocional y el litigio en los conflictos.
- Es voluntaria (las partes pueden retirarse en cualquier momento).
- Favorece vínculos y el ejercicio de las responsabilidades (entre progenitores y menor, relaciones laborales…).
- Las decisiones son tomadas por las partes en conflicto y no por un tercero, lo que favorece un mayor nivel de cumplimiento de los compromisos acordados.
- Es más breve y más económica para las partes y favorece un clima de pacificación social general.
- Facilita o reestablece la comunicación entre las partes favoreciendo la toma de decisiones.
- Es flexible, permite afrontar desde grandes a pequeños problemas.
- Atiende a las necesidades particulares de cada uno de los implicados.
- Permite mantener las relaciones en el seno de la empresa o de la familia, pues suele salvaguardar las relaciones interpersonales.
- Produce acuerdos creativos, se generan ideas innovadoras.