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Por desgracia, en los últimos meses hemos oído decir a muchos gobiernos de países, entre ellos: China, Russia, Alemania, Francia, Inglaterra, países nórdicos y bálticos etc…,  que volverán a incrementar el presupuesto de «defensa» y armar a sus ejércitos para estar preparados para la guerra. Sin embargo, esto plantea la pregunta subyacente: ¿ Si volvemos a los mismos patrones, realmente podemos llamar progreso, a los últimos 70-80 años de nuestra sociedad?
La historia debería habernos enseñado que las acumulaciones militares acarrean consecuencias desastrosas sin crear soluciones a largo plazo ni una paz real. La insistencia en estos mecanismos anticuados de resolución de crisis y conflictos, y de demostración de poder, descalifica la idea de que hemos tenido un progreso. Tras la Segunda Guerra Mundial el desarrollo de nuestras capacidades sociales, éticas y diplomáticas deberían estar fuertemente arraigados.

Un progreso real: desarrollar soluciones de paz duraderas

Un progreso real significaría que somos capaces de aprender de los errores del pasado y de abordar los conflictos mediante la diplomacia, la empatía,  y la resolución cooperativa de los problemas, y no mediante el poder militar. El progreso también debe incluir la capacidad de desarrollar soluciones de paz duraderas que proporcionen seguridad y bienestar para todos sin recurrir a la guerra.

En un momento en que la humanidad dispone de los conocimientos y la tecnología necesarios para hacer frente a problemas globales como la pobreza y la desigualdad, volver a estados con prioridad militar y conflicto armado parece un paso, o más,  atrás. Sin embargo, este hecho no es nueva. Casi 100 años atrás, Albert Einstein ya advirtió de los peligros de una carrera armamentística descontrolada y señaló que las guerras son un método anticuado de resolución de conflictos que ya no debería tener cabida en la comunidad mundial. La repetición de estos patrones sugiere que quizá no estemos tan avanzados como nos gustaría en cuanto a nuestra capacidad para resolver conflictos de forma pacífica y constructiva.

«La paz no puede mantenerse por la fuerza; sólo puede lograrse mediante el entendimiento». Albert Einstein.

En un mundo caracterizado por el Antropocéntrico, (la era en la que los seres humanos se han convertido en la influencia dominante sobre el medio ambiente), nos encontramos ahora en un punto de inflexión crítico. La humanidad se enfrenta a multitud de retos globales, que van desde la crisis climática y la extinción de especies hasta las luchas de poder geopolítico y una creciente carrera armamentística. Estos acontecimientos plantean preguntas urgentes: ¿Hemos creado sistemas con un impulso propio que ya no podemos controlar? ¿Se ha vuelto demasiado complejo el mundo que hemos «personalizado»? Las luchas por el poder geopolítico, ahora más que nunca, y las barreras ideológicas han provocado conflictos armados, sobre todo la guerra de Ucrania y el conflicto de Gaza, que están alimentando una carrera armamentística mundial.

Avanzar en la dirección correcta: cooperación global

Resolver estos problemas requiere una comprensión profunda de la psicología humana, tanto individual como sociológica. En esta linea de pensamiento, conviene cuestionar los modos concretos de funcionamiento de las organizaciones e instituciones que hemos creado y redefinir las condiciones de una coexistencia pacífica en una sociedad mundial globalmente inter-dependiente.

Se necesitan opciones concretas de actuación

Empezar a tratar la paz como un estado que hay que cultivar constantemente, y no como un estado que describe simplemente la ausencia de una guerra.

Soluciones innovadoras para la prevención de conflictos: el proceso de Kimberley es un buen ejemplo de planteamientos innovadores que deben aplicarse junto al control tradicional de armas. El proceso de Kimberley es un sistema de certificación, diseñado para evitar que los diamantes conflictivos entren en el mercado del diamante para dar la certeza de que con la compra de diamantes no están financiando guerras ni violaciones de los derechos humanos.

Inversión en medidas preventivas: Una mayor inversión en medidas de prevención de crisis es crucial para evitar posibles conflictos en una fase temprana.

Re-formación de la ONU: Reformar el Consejo de Seguridad, la Asamblea General y los mecanismos de financiación, tanto como los procedimientos operativos hacia un cooperación global de paz.

Tal vez más que nunca, nos tenemos que decidir, si con nuestros actos queremos empeorar o mejorar el mundo. Espero que todos juntos, nos decidimos por lo segundo.

Author Leonard Glab Frontera

Explorando el impacto de la comunicación y el lenguaje en entornos de crisis y conflictos interculturales. >Profesor Universitario, Mediador Intercultural certificado y fundador del ThinkTank G-lab-2b.<

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