Voy a desarrollar en este artículo la hipótesis; que vivimos en una época en la que las respuestas sencillas «se lanzan como confeti» para encubrir cuestiones muy complejas. Pero cualquiera que examine la profundidad de nuestro mundo intuye que esta simplicidad es engañosa. El progreso que creemos ver a menudo en nuestro mundo tal vez es solo un nuevo envoltorio para las viejas historias que nos contamos. Historias que nos mantienen «cautivos» en lugar de liberarnos.
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Rechazar respuestas cómodas
Para ir más allá, creo que el objetivo no debe ser simplificar el mundo en este sentido, sino comprenderlo, como dice Hannah Arendt. Esto requiere el valor de pensar en modo de «alta resolución», es decir, buscar los detalles, o «mirar que hay detrás de la televisión que estamos mirando». Requiere también preguntarse una y otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué creemos lo que creemos? ¿Por qué aceptamos lo que aceptamos? El trabajo científico significa ver la complejidad no como un problema, sino como la base de la verdad. Significa rechazar las respuestas cómodas y enfrentarse a las preguntas incómodas.
Las raíces de la «policrisis»
Los principales desafíos de nuestro tiempo no son fenómenos aislados, pero si están profundamente entrelazados y son de naturaleza «multicausal». La llamada policrisis por Adam Tooze describe esta interacción en la que diferentes crisis se refuerzan entre sí y crean nuevos desafíos. Para resolver estos problemas, es esencial que llegar a las raíces; como sus estructuras, narrativas incrustadas y las formas de pensar que promueven estas crisis. Aquí también una clave es; no basta con tratar los síntomas; es importante comprender cómo el poder sus intereses y los acontecimientos históricos han dado forma a las complejidades actuales.
Las viejas historias
Nuestra sociedad está plagada de historias que nos atan a viejos paradigmas como hilos invisibles, por ejemplo el nacionalismo que exalta nuestra propia cultura y «menosprecia» las demás, porque razón?. O la historia mítica del libre mercado que vende el consumo ilimitado como libertad y destruye el mundo en este mismo proceso. El fanatismo religioso que ahoga el diálogo y sustituye la diversidad de ideas por la tiranía de lo absoluto. La idea de que cada sociedad es única y superior es también uno de estos inventos convenientes. Divide en lugar de unir y crea estereotipos enemigos donde no debería existir ninguno y consolida injusticias que deberían haberse superado hace mucho tiempo. Incluso los sistemas políticos de nuestro tiempo persisten en el paradigma ganador/perdedor ya que las elecciones se escenifican como batallas y el diálogo, fundamento de toda democracia se convierte en un daño colateral.
Miramos más atrás
En el siglo 17 y 18 fue la Ilustración la que «luchó» contra la ignorancia de la fe absoluta en dios y la falta de libertad política. Los viejos poderes; la Iglesia y la Nobleza fueron desafiados y el pueblo exigió un mundo basado en la razón y la libertad real. Hoy nos enfrentamos a nuevos viejos poderes como son los «medios sociales» y las tecnologías digitales que prometen libertad ( de expresión ), pero a menudo sólo se crean nuevas formas de «esclavitud».
Nuevas historias – G-Lab-2b
Las nuevas historias que creamos deberían abrir espacios para el pensamiento y la acción, es decir, historias que nos permitan pensar de forma diferente sobre el mundo y explorar nuevos caminos, historias que no se basen en la división sino en la conexión. Los retos mundiales; el cambio climático, la desigualdad social, la transformación digital exigen una nueva narrativa para convivir mejor. Una narrativa que ya no predique el crecimiento a toda costa sino que cree sostenibilidad y sobretodo sentido.
La tarea de un ThinkTank, como es G-Lab-2b, es crear este espacio mencionado, un espacio que no esté lleno de respuestas de «baja resolución» sino de reflexiones profundas, un espacio que cuestione las viejas historias y cree nuevos relatos con más sentido, para un futuro sostenible, y un mundo más justo y libre. Estas nuevas historias no serán cómodas, y nos desafiarán, pero posiblemente también nos liberarán.